miércoles, 25 de diciembre de 2013

EL VALOR DE LA IMAGEN



EL VALOR DE LA IMAGEN

Artículo publicado en prensa el  1—6—2005. 

El dicho popular de: “una imagen vale más que mil palabras”, se hace realidad ante mis ojos. Es una imagen real, llena de gozo. Es el comienzo de las vacaciones de fin de curso cuando las playas se pueblan de chiquillos que retozan chapuceando a la orilla del agua. Revolcándose en la arena, mientras los mayorcitos le pegan al balón. La alegría y el griterío florecen  en la playa. Nada ni nadie tiene la sensación de que esta imagen esté amenazada por buitres carroñeros capaces de hacer trizas a la inocencia.

Esta reflexión me asalta porque, cada dos por tres, las fieras de dos patas y corazón de plomo, se incorporan en las portadas de los periódicos. Un día es Nany-sex que se anunciaba como: canguro rapaz y cachet asequible para cualquier familia que precisara de sus servicios. Ya se encargaría él de que su “trabajo” fuera más que rentable. Nany-sex se derrumbó, firmó el agente de policía ante el alubión de pruebas irrefutables de sus orgías,  y confesó que su proeza fue la de, “violar y grabar para compartir con sus secuaces, a más de cien niños, entre los que se cuentan bebes”.

“Esa incalificable gentuza —escribió el periodista Manuel Alcántara, en referencia a Nany-sex—, no son enfermos mentales. Su dolencia es la maldad”.
“Como juez nunca había visto imágenes de tanta brutalidad” —ha dicho el ministro del Interior, José Antonio Alonso.

La Voz DE AVILES con el título: “Aberración y castigo”, se pregunta: “Si los monstruos que cometen actos de esta categoría volverán a pisar la calle al cabo de pocos años”. Sus zarpas carroñeras se encuentran ubicadas en Murcia, Orense y Barcelona.
Cuando creemos que el aire comienza a ser respirable, los titulares de los periódicos nos alertan de que las bestias continúan mordiendo allá donde se tercie. “Esto no es más que el comienzo”, afirman los expertos en esta mugre de indeseables. Mientras son detenidos en dieciséis comunidades, 186 tipos, tres de ellos asturianos, entre los que se encuentran estudiantes, profesores, funcionarios y un sin fin de calígulas de la peor especie.
Según la prensa, los datos que se barajan no son nada tranquilizadores. Sí es cierto que 35.000 españoles están bajo sospecha de largarse, en sus ratos de ocio, a países con hambre de pan y criaturas que ofrecer a  precio de saldo.
La imagen que hoy tengo ante mis ojos me llena de gozo, y me desasosiega a la vez. ¿Qué malévolo y ruin gusano puede alterar la alegría que por derecho le pertenece a toda criatura inocente e indefensa?

Los niños jugaban en la playa felices y ajenos a las víboras que pueblan nuestro planeta. Decía nuestro insigne caballero, Don Quijote que, “el buen Dios no hace diferencias, y hace salir el sol para los buenos y lo malos”.
Pues no. No puede salir el sol para alumbrar a los que su máxima es practicar la perversión más abyecta contra inocentes para luego vender las imágenes de su infamia a los de su calaña. Su lugar son las cloacas a las que han opositado pletóricos de maldad.

                                          Luisa Méndez Fernández
  



        

miércoles, 4 de diciembre de 2013

LA CIUDAD QUE SOÑAMOS




LA CIUDAD QUE SOÑAMOS

Cuidado: ¿Quién ha dicho que soñar no cuesta nada? Si el poeta Calderón de la Barca dejó bien claro que “los sueños, sueños son”, atreverse a bucear por los vericuetos de nuestra mente, así como quien recorre una alcantarilla sin vías de retorno y despertar rodeados de nuestro propio estiércol. No sentir que el sueño nos ha jugado una trastada. Que la cruda realidad sigue vigente. Que un duro de los de antes nada tiene que ver con un euro y que, al paso que vamos, nuestra despensa se llenaba más con el duro que con el inflado euro.
La Ciudad que soñamos para hoy. Para que nuestros hijos continúen la obra provistos de unos sólidos cimientos. Hasta la mala argamasa puede dar excelentes frutos si la pulimos con nuestras manos, ávidas de posibles sueños. Dispuestos a soñar con los ojos abiertos y aderezar con pulcritud lo que escupen, como si se tratara de un despojo, las grandes, y a veces no tan grandes Ciudades.

Sin el más mínimo recato termina de pasear por la caja tonta el suministro de agua servido en el vientre de una cuba, a los habitantes que “viven” adosados a una de estas idílicas ciudades. La cantimplora, el barreño y el caldero ferruñoso zambullido en el improvisado aljibe lleno del líquido vital para la subsistencia. La señora que afirma que el grifo de su casa lleva décadas más seco que la teta de su abuela y, por lo tanto, prohibido bañarse. Un señor renqueando afirma que, en sus setenta años, en su casa jamás se encontró, ni por casualidad, con una ducha.

¡Estamos apañaos! Billones de euros despilfarrados campean a su libre albedrío, como Don Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador a lomos de su caballo Babieca. Trillones de dólares para defensa. Según datos de prensa, Jacques Diof –secretario general de la FAO —afirmó que, “con el 2% del gasto militar se acabaría con el hambre en el mundo”. A años luz de la guerra contra el terror, se calcula que los gastos para matar asciende a cifras escalofriantes. A más millones, más muertos.

Y aún resuenan campanas de que la situación en los campos desvastados por la metralla y la sinrazón no es idílica, pero sí muy buena.
Que el 2% del vergonzoso presupuesto para matar, puede y debe ser reconvertido en billones de hogazas de pan para los que no tienen nada para vivir —sólo ametrallados con carne de cañón me sitúa en una interrogante difícil de evadir:

Cuidado: proliferan los gobernantes adictos a protegernos de los malvados. Gobernantes que gobiernan al compás de los tambores de guerra y muy lejos de los campos de batalla. Y más aún de compartir mesa sin mantel con billones de desarrapados, haciendo oídos sordos mientras riegan los campos de batalla de cadáveres. Cuerpos  mutilados sin un mendrugo de pan que llevar a la boca.

Soñar demasiado puede costar más de un batacazo. Vamos a soñar con los ojos abiertos que la Ciudad y sus apéndices sea cada día un poco más habitable.

La paz es posible restando a los presupuestos para la guerra el 98% para vivir una vida digna. El 2% restante par uso y disfrute de mesa y mantel para compartir la paz.

                           Luisa Méndez Fernández                              

                                                   
                                                                    



          

sábado, 30 de marzo de 2013

PRESENTACIÓN

PRESENTACIÓN,

en el Centro –Sociocultural de La Carriona, desde: 5—3— 03
                                   
COMPARTIENDO LECTURAS:
Textos, relatos, poesía. Recuerdos vividos pero no olvidados. En este apartado se puede condensar cualquier idea que se os ocurra y que, por sencilla que sea, cobrará vida si la trasladamos al papel.

Como se puede ver, tenemos un Centro Socio-cultural estupendo, un gran salón para actos oficiales, que a la vez sirve para actividades varias. Salón para leer la prensa y distintos espacios como en el que estamos en este momento, en el que desde hace tiempo se vienen haciendo actividades varias,  posiblemente y si lo intentamos, se puedan hacer algunas más. Como el próximo comienzo del Taller de Memoria, el proyecto de impartir clases de Informática que estoy segura tendrá una gran acogida.

¿Por qué hablo de actividades que nada tienen que ver con mi idea de: COMPARTIR…? Es muy sencillo.

Hace poco leí en la prensa una entrevista al Escritor y cuenta-cuentos —y trabajador en lo que salga—Rogelio Crespo. Como buen lector suele ser el encargado de leer los relatos finalistas del Hórreo del Carbayedo... — y hasta aquí puedo contar.
Lo traigo a cuento porque en la entrevista, Rogelio habla de las mil y una dificultades a la hora de publicar un libro. Y dice:

“No es lo mismo nacer y crecer en Trasona que en Salinas, y eso, a la hora de escribir o de actuar, influye”.

Pues claro. No es lo mismo decir que vives en Salinas, Avilés, Oviedo que vivir en La Carriona. Pues yo me niego. Cada uno tiene que ser dueño de sí mismo, de lo que haga con su vida y de vivir donde le plazca o pueda. Yo nací en el Occidente de Asturias, llevo media vida viviendo aquí, y tan agusto. Hasta ahí podíamos llegar.

Dicho esto vuelvo a lo que me trajo aquí.
Cuando Fran me pidió que escribiera algo para la Revista de Fiestas, mi respuesta fue: “Lo que quieras”. Pero el Presidende de la Asociación de Vecinos, añadió: “Quiero que escribas el Pregón de Fiestas”. ¡Ufff!!! No. Una cosa es que me guste escribir y otra bien distinta laborar un Pregón. Esta semana leí en la prensa que el encargado de escribir este año el Pregón de Fiestas del Bollo de Avilés va a cargo del Escritor, Profesor y mil cosas más, José Luis García Martín. Y dice:

 “Que le encarguen a uno hacer de Pregonero es el mayor orgullo que uno pueda sentir”. Mira por dónde y yo sin enterarme. Claro que ni las Fiestas del Bollo son las Fiestas de la Carriona, ni yo soy José Luis García Martín. Habíamos quedado en que cada palo aguante su vela. Gracias, Fran, por confiar en mí.
Diréis que vuelta la burra al trigo, me he perdido y aún no he dicho lo que hago aquí, haciéndoos “perder” una hora.

Más de una vez me han pedido o insinuado: “¿Y Tú, por qué no haces algo?”. Vale, hago algo pero, no termina de agradarme lo de ir en primera persona. Hago, yo, yo… suena fatal, ¿a que sí? ¿No os gustaría más eso de: “hacemos algo”? Eso es, “compartir” lo que os apetezca siempre que esté en mi mano echar una manina, que yo soy una aficionada a eso de jugar con el boli y el papel. Últimamente teclear rinde un poco más, pero tiempo al tiempo. A todo se llega.

Me gustaría destacar la importancia de tener entre nuestras manos una hojita de papel. Un lápiz, un boli. Podemos jugar a escribir lo que se nos ocurra, o, lo más complicado —y eso tengo que reconocerlo— lo que se les ocurra a otras personas que nos dan mil vueltas con su preparación y cultura.

La mayoría de los que estáis aquí sabe que siempre me ha gustado inventar historias. Un relato, un poema, incluso alguna novelita. Hablo de “inventar”, dar vida a un texto de la nada. Bien distinto es entrevistar a una persona, llegar a casa y escribir el reportaje, o artículos sobre hechos reales o que verdaderamente sientas y te motive escribir sobre ellos.

Voy a detenerme un poco en eso de: “Inventar” y, sobre todo, lo que te proponga otra persona. Profesor/ra, por ejemplo:
A partir de una idea “suya”, y digo “suya” “nosotros” tengamos que “inventar” una historia.
Estaréis de acuerdo en que cuando se trabaja, llevar una casa, la familia… poco tiempo queda para invenciones…
En mi caso, cuando me jubilé, los niños ya no eran tan niños y habían volado… queda un poquito más de tiempo para leer y emborronar papeles.

Un buen día repasando la prensa, leí que en la Biblioteca de Navia impartían un curso de “Creación Literaria”. Curiosa de nacimiento, me pregunté: ¿Y eso qué es? Si no pruebo, me quedo en Babia. De momento, eran dos horas cada quince días, dos meses, poquita cosa.
Puedo ir en el Alsa o me lleva Fernando, que jamás puso ningún pero para llevarme aunque fuera hasta el fin del mundo… Bueno, la vecina Navia no quedaba tan lejos, y allá fui.

Éramos pocos los curiosos que nos habíamos animado y, desde Avilés, sólo yo.
El Profesor, Pedro Gilthoniel, con el pelo largo y atado con una goma, vestido muy sencillo, con cara de no tener mucho para comer, comentó cosas y, al final propuso que escribiéramos un texto que comenzaba:

 “Y en la tormenta pálida, cazaban cada noche para poder subsistir”. Toma ya. La historia tenía que hablar de oscuridad, sombras, silencio, tormenta, noche, luz…
Ese día vine en el Alsa haciendo cábalas. Vaya morro, cuatro palabras y entiéndetelas como puedas.

     No quiero cansaros. Eso fue el comienzo de un sin fin de historias que, aunque parezca imposible, a través de una idea, una propuesta, no quedaba otra que escarbar en el meollo y llevarla a cabo. Os aseguro que el ejercicio es super-saludable.

En Navia se terminó en un voleo, pero, Pedro me invitó a seguir en Luarca cuando quisiera. Si no iba, me daba un toque de teléfono:

—Estamos leyendo LOS GIRASOLES CIEGOS, de Alberto Méndez, mira a ver si lo consigues, luego nos reunimos en la biblioteca tal, compartimos “merienda de traje” y comentamos el libro.

Menuda historia la novela de Alberto Méndez, precioso libro pero, ¿qué es “merienda de traje…”?
“Cada uno trae lo que quiera, comentamos el libro y compartimos merienda”.
 
Estupendo. Lo de “de traje” suena bien, a que sí.

O, —“estamos leyendo LA LLUVIA AMARILA, de Julio Llamazares. Como Julio viene a firmar su libro a la Librería Cervantes de Oviedo, hemos pensado escribir lo que queráis en unas hojas de color para hacerle a Julio un regalo. Tú puedes ir desde Avilés que te queda cerquita”.
— Vale.
—“Tienes que escribir sobre la hoja blanca, es la única que queda”…
— ¿La hoja blanca…?
—Sí, luego las encuadernamos y… la leche —digo—. La hoja blanca, la que nadie quiso…
Luego Julio canceló la historia porque estaba pachucho, y ahí se quedaron las hojitas.

No sería justa si no dijera que el Profesor Pedro Gilthoniel jamás me dejó de lado. Siempre estuvo ahí, y en la actualidad sigue estando. Pedro, super-inteligente y con un pedazo de humanidad que no le cabe en el pecho.

Dicho lo dicho, continúo:

Entre todo lo encomendado, una de las cosas que más me costó escribir, y que la idea no fue del Profesor, sino de un señor muy mayor que dijo:

“Cuando voy paseando por el monte, entre tanto silencio parece que escucho ruidos”.
Toma ya, ¿para qué quiere Pedro más?

—“Voy a proponer que escriban sobre: EL RUIDO DEL SILENCIO”.

Casi nada. Cuando la gente se enteró de quién fue la idea, por poco lo matan. ¿Qué se puede escribir sobre “el ruido del silencio…?”

Y a indagar, preguntar. Tecleaba el nombre buscando respuestas en “sabelotodo”. Ya sabéis, Internet. Nada. Lo peor es que, para mi desazón, desde el primer momento lo tuve clarísimo. Llegó el día y lo tenía a medias. Terminar esta hojita me levantó un dolor de cabeza que tuve que dejar el teclado. Sentir…sí, SENTIR los ojos de mi hermano José Luis mirándome; le corrían las lágrimas y no podía expresarse. Todos sabéis de lo que estoy hablando.

En otra charla y en otra parte, hubo propuestas menos emotivas pero… complicadillas.

Despistada y rodeada de juventud, la única vieya era yo,  me dicen a la oreja:
 —Y tú, Luisa, ¿sobre qué vas a escribir? Sólo queda la historia de un chico jovencito en su día de estreno…
—Pues vaya encomienda —digo—. ¿Qué se yo de chicos y de estrenos…?
Y, claro, no me quedó otra que escribir: LA ENCOMIENDA.

Os pido disculpas porque si no corto estaría hasta mañana. Sólo añadir que en el papel en blanco cabe todo lo que queramos poner. Bien, regular, mal, no importa. Prometo que, aunque sea la cosa más peregrina, será bienvenida. Que yo sepa, aquí nadie va a ejercer de maestro y, mucho menos, de juez. Os sugiero comenzar por poner título a la historia que queráis escribir. Poema, relato, recuerdos vividos pero no olvidados. Comentar un artículo de prensa que os haya impactado, gustado, o… ca-bre-a-do.

¿Qué pensáis de las imágenes que salen a diario de los desahucios? ¿Millones de personas sin trabajo y, a renglón seguido, se quedan a la intemperie sin su chabola? ¿Os motiva dejar constancia, en una hoja en blanco, vuestra opinión sobre este desaguisado? ¿Sentirse en la calle con tus hijos y, no pocas veces a cargo de personas mayores que, a su vez, han perdido su casa por avalar a sus hijos? ¿Tenéis algo que opinar sobre los sueldazos y sobre-sueldazos de los que se habla a diario? ¿Se “debe rescatar” a los bancos y banqueros, y no a los ciudadanos que están abocados a perder su casa? ¿Y el robo a saco lleno de nuestro dinero, os gustaría emborronar un papelín con vuestra opinión?
Es sólo una idea…

En un artículo que salió en el Magazine de esta semana, Ángeles Caso, escribe: “El Congreso de los Diputados aprobó admitir a trámite una iniciativa que pretende convertir en bien de interés cultural  las corridas de toros. Esa mañana los diputados habían aceptado, a regañadientes, admitir otra iniciativa sobre desahucios, previa expulsión de la Plataforma de Afectados por la hipoteca”.

Os agradezco que hayáis venido. Dios mediante, el próximo martes estaré aquí. No necesitáis alforjas. Una hojita de papel, una libretina, boli o lápiz…lo que queráis. Un besazo para todas/todos. Estoy segura de que con ganas y un poquito de voluntad, algo bueno saldrá.                              
                                                                  

 Luisa Méndez Fernández                             

viernes, 1 de marzo de 2013

UN SEGUNDO


UN SEGUNDO

Estaba enamorada, o creía estarlo, hasta un segundo antes de que sus puños rebotaran contra mi cara.

Medio segundo para reconocer en el espejo los restos de mi cara.

El desencadenante de su furia, según él —que como siempre está en posesión de la  verdad—, son mis platos en el fregadero.

        La sopa demasiado caliente le escama, y, por supuesto, a él no le gusta el calor.

Mi trabajo le trae al pairo.

 Las inevitables horas apretujada en el metro son mi problema.

Los garbanzos para el almuerzo, es cosa de mujeres.

Mi obligación es atenderle a él, a cuerpo de rey, para eso es el rey.
      
Necesito medio segundo más para traspasar la puerta dejando al rey descompuesto y sin esclava.









miércoles, 6 de febrero de 2013

REMEDIOS CONTRA LA CRISIS



                REMEDIOS CONTRA LA CRISIS

                DE OBLIGADO CUMPLIMIENTO
       
         Desde lo más profundo de mi corazón, me aguijonean algunas ideas que si no las dejo salir amenazan con darme un puntillazo con remate de estocada.
         
         Ahí van algunas de ellas:
        
         De obligado cumplimiento para todos los políticos que piensan que, una vez que les prestamos nuestro voto ya tienen derecho de acomodo en la poltrona para hacer lo que les de la gana, a mí entender, han de cumplir los siguientes requisitos:
       
        Vivir seis meses en una casa de treinta metros, disfrutar del sueldo base y, de él, pagar su condumio, luz, agua, gas, averías, que haber las hay; además de pagar los impuestos que les corresponda, con los que hay que cumplir como  buen ciudadano.
      
        Superada esa minucia, ¡hala! Un contrato de prueba como el que las empresas requieren a los obreros, en el que demuestren su valía. Si son buenos gobernantes, a gobernar para todos; si en el tiempo estipulado no dan pié con bola, y más que gobernar desgobiernan, al paro sin liquidación.
      
       Si por un “casual” al ex le sale un contrato en una empresa de esas que pagan con generosidad pringues dividendos a “altos” ejecutivos, ex presidentes; ¡quieto parado! Incompatibilidad de sueldazos. 
      
       Prohibido toda esa riestra de millones que los “altos” directores de bancos, “altos” consejeros de empresas se reparten dejando al personal y a los ciudadanos con tres cuartos de narices y sin la posibilidad de conseguir un crédito para salvar su casa. Los banqueros se quedan con las casas de los pobres que pierden su trabajo, y no son a pagar la hipoteca. No contentos con el piso, el parado se queda sin casa, con el culo en la calle y con la obligación de seguir cebando al banco. Ese robo a sacos llenos tiene que estar prohibido por ley.
       
        Qué decir de las empresas que no se ven llenas y se marchan a ofertar trabajo a los pobres de los países pobres. Ya saben; los que trabajan jornadas de matacaballo doce, catorce o dieciséis horas sin atreverse a levantar la yugular. A dichas empresas no les duele prenda dejar tirados a los trabajadores de aquí. Arguyen que están hartos de nosotros, que hay millones y millones de hambrientos dispuestos a doblar el espinazo por un plato de  arroz y una corteza de pan.
        Luego quedan las tribus de acaparadores que no se conforman con el sueldazo que avergüenza hasta a las piedras del camino. Los que roban a saco lleno los cuartos que pagamos entre todos. Para esos, leyes duras y a devolver con los réditos lo que no les pertenece.
        
        Fuera especuladores que les da lo mismo dejar con el culo al aire a una familia como a una nación con tal de llenar su cuenta bancaria. Si ésta amenaza con reventar, no sean ilusos. ¿Para qué están los paraísos fiscales?
     
      Escuchar telediarios y leer la prensa es de infarto. Guerras y más guerras. Hambre y más hambre enquistada en la médula y en los ojos de millones de desarrapados al borde del despeñaperros sin un solo resquicio de amarre al que asirse.
       
       Mientras los gobernantes afanan millones, todos los millones para comprar armas capaces de matar hasta al lucero del alba que ose pestañear.
     
      En torno a mesas engalanadas de copete y tronío, los mandamases, acomodados en un barullo de intermitentes codazos, de dimes y diretes, se enzarzan en vacuas discusiones que no pasan de promesas rezumando estiércol y manos que hieden a muerto.  
       
        ¡Qué quieren que les diga! Me apetece volver al principio de esta historia.
         Recuerden:

      De obligado cumplimiento. A lo mejor sólo es el principio pero, el que no de la talla para gobernar, cero prebendas y hacer cola en las puertas del paro.                                                                  
                                                           
                                              
                                                    


REMEDIU ESCONTRA LA CRISIS

                             



                                        
                                                REMEDIU ESCONTRA LA CRISIS   

  D`OBLIGÁU CUMPLIMIENTU


 Dende lo fondero del mio corazón, pínchenme dalgunes idees que si nun les dexo salir amenacen con dame un puntillazu con remate d`estocada.
    
       Ehí van dalgunes d`elles:
     
D'obligáu cumplimientu pa tolos políticos que piensen qu`una vez que-yos damos de prestáu'l nuestru votu yá tienen derechu d`acomodu na poltrona y facer lo que-yos pete, han de cumplir los requisitos darréu:
      
 Vivir seis meses nuna casa de trenta metros, disfrutar del sueldu base y, d'ehí, pagar cebera, lluz, agua, gas, averíes, qu`habeles hailes; amás de los impuestos que-yos correspuenda, colos qu`hai de cumplir como bon ciudadanu.
      
 Superada esa caxigalina, ¡hala! Un contratu prueba, como'l que les empreses requieren a tou obreru, onde demuestren la so valía. Si son bonos gobernantes, a gobernar pa tol mundu; si nel tiempu estipuláu nun dan pie con bola, y más que gobernar desgobiernen, al paru ensin lliquidación.
      
Si por un casual al ex-y sal un contratu nuna empresa d'eses que paguen con xenerosidá pringues dividendos a  “altos” executivos, ex presidentes: ¡quietu paráu!: incompatibilidá pa cobrar.
       
 Prohibida toa esa riestra millones que los “altos” direutores de bancos, “altos” conseyeros d'empreses se reparten dexando al personal y a la ciudadanía con tres cuartos de narices, ensin la posibilidá d'algamar un créditu pa salvase de perder la casa. Los banqueros queden coles cases de los probes que pierden el trabayu y nun son a pagar la hipoteca. Non contentos col pisu, el paráu queda ensin casa, col culu na cai y cola obligación de siguir cebando al bancu. Esi robu a sacos enllenos tien que tar prohibíu por llei.
     
Qué dicir de les empreses que nun se ven fartuques y marchen a ufiertar trabayu a los probes de los países probes. Yá saben: los que trabayen xornaes de matacaballo, doce, catorce o dieciséis hores ensin atrevese a llevantar la xugular. A diches empreses nun-yos duel prenda dexar tiraos a los trabayadores d'equí. Aguyen que tán fartos de nós, qu'hai abondos famientos dispuestos a doblar l'espinazu namái que per un platu arroz y un corteyu pan.
        
 Llueu queden les tribos d'acaparadores y falcatrúes que nun se conformen col sueldazu qu'avergoña hasta a les piedres del camín. Los que roben a sacu enllenu los cuartos que pagamos ente toos. Pa esos, lleis dures y a devolver colos réditos lo que nun ye d`ellos.
     
Fuera especuladores que-yos da lo mesmo dexar col culu al aire a una familia o a una nación con tal de medrar la so cuenta bancaria. Si esta amenaza con reventar, nun seyáis ilusos. ¿Pa qué tán los paraísos fiscales?
       
Escuchar telediarios y lleer la prensa ye d'infartu. Guerres y más guerres, fame y más fame enquistada na médula y nos güeyos de millones de desarrapaos al borde`l cantil ensin un solu resquiciu d'amarre al qu'agarrase.
         
Mientres los que gobiernen afanen millones, tolos millones pa comprar armes capaces de matar al lluceru del alba que s`atreva a pestañear.
           
En tornu a meses engalanaes de copete y troníu, los mandamases, acomodaos nun barullu d'intermitentes coldazos, de dimes y diretes, en discusiones vacíes que nun pasen de promeses rezumando cuchu y manes que fieden a muertu.
          
Petezme dir al principiu d'esta historia. ALCUÉRDENSE:
         
D'OBLIGÁU CUMPLIMIENTU. A lo meyor ye sólo'l principiu pero, el que nun dea la talla pa gobernar, cero favoritismos y a facer cola nes puertes del paru.                                                                   
                                             

                                              
                                                                                                                                                                                              
                                                                                    
  
         
         
        
  
  

lunes, 4 de febrero de 2013

¿MOSCONES....?

             

             ¿MOSCONES EN SEPTIEMBRE...? 
    ¡Qué bárbaro! La elección del tema se las trae -pensé al ver la encomiendita de marras-. Hoy toca escribir sobre los moscones. ¿He de decantarme por alguno de los insectos dípteros, de cuerpo negro, cabeza elítica, más ancha que larga?
   
      ¡Ufff, que horror! Aunque si mal no recuerdo, el tema es otro:
       
   ¿Qué pasa con los moscones en septiembre? O, ¿a los políticos se les debe exigir que, para hacer política, no tengan padre ni madre, ni hermanísimo ni parienta?
 
    ¡Qué va, qué va! Cuando un cabeza elíptica llega a la política, le salen parientes hasta de debajo de las piedras. O amigos, o amiguetes de los que no tenía constancia. Todos reaparecen como si no hubiera pasado el tiempo. Como los moscones, una vez llegado septiembre, piensas que se han ido para no volver, pero, ¡zas!, cuando menos te lo esperas, los puñeteros que creías alicaídos y aletargados, se han sometido, por si las moscas, a una cura de sueño reparador que les da fuerza para lanzase de nuevo a picotear tu cara, sorber tu sopa, o cagarse en el filete que tienes en el plato, como si tal cosa. Porque ellos están convencidos de que este despliegue de atenciones no son más que agasajos para que les permitamos campar a sus anchas´
     Me está dando un repelús llegar a esta conclusión sobre la supervivencia de los moscones al llegar septiembre. ¿Los políticos no serán parientes de estos insectos? ¡Mira por dónde comienzo a mosquearme! No me queda otra opción que recapitular:
     
     Cuando a un aspirante a político comienza a entrarle el gusanillo de hacer política, “bien sabido es”, como decía el insigne caballero don Quijote, que reparte agasajos a diestro y siniestro. Picoteos, besitos de pacotilla aquí y allá. Se pasea por los mercados regalando apretones de manos. Hace la venia a los feriantes, mordisquea gratis la fruta. Olfatea el pescado. Babea ante la presencia de un filetón de buey… No le hace ascos a nada, caramba. Pero, ¡ay! Cuando consigue que le prestemos nuestro voto... Una vez arrellanado en el sillón, le entra un hartazgo del picoteo insulso que no se puede aguantar.
     
      Ha probado los manjares gratis… Están de buenos que te mueres. Pero, ¿por qué privarse? Los manjares están a su alcance. Las oportunidades crecen como hongos y tal parece que le digan: cómeme antes que otro díptero se los trague. ¿Qué no tiene parientes con quién compartir o simular que comparte? ¡No fastidien! Se dará la gran vida y seguro que los parientes llegan como moscas a la rica miel.

Lo que hay que exigirles a los políticos es decencia, y si no, que se dediquen a la cría de gorrinos para que convivan a manotazos con las moscas.
   

                                                         

SOY DE PURA CASTA

                                                                        
                                                                     Describir un instrumento musical.
            
       Comienzo a sentir pena de mí misma. Me creía la Reina de los sentidos y me he convertido, por la necedad de mi dueño, en la reina silenciosa. Atrapada en un escaparate y sometida a toda clase de blasfemias de un populacho inculto. Me da en los clavijeros que el tendero, o no tiene lo que hay que tener -quiero decir, arte- o me tiene desatendida.
        Todos mis trastes se ponen en alerta cuando observan que entra por la puerta de esta tienducha un posible comprador y mi dueño, vamos, que ni me ofrece.
        
      Inaudito, no me lo puedo creer. Estoy tentada a romper con las cadenas de este encierro dejándome caer a revolcones a los pies de este mozarrón con la única intención de que sus delicadas manos acaricien la esbeltez de mi talle. Pero no. Una Reina ha de conservar la dignidad hasta en los momentos más aciagos de su vida. Y yo soy una Reina de pura casta. Manos expertas han labrado mi cintura con el fin de que las más perfectas sintonías emanen de cada parte de mí. Dada la esbeltez de mi cuerpo, los legos en entendimiento de arte, creerán que soy anoréxica. Nada más lejos de la realidad. Mi sonido es limpio y estoy patentada. Los dos cuerpos  labrados a cincel por expertos ebanistas, han decidido en cónclave de honor, que somos la pareja perfecta dispuesta a darse el sí para siempre. Y el mástil, erguido y expectante, ejerce como vigía bien sujeto con el diapasón.
       
        Sinceramente creo que mi cabeza, confeccionada con purísimo cedro y que remata de forma perfecta el mástil, es mi mayor tesoro. Dura y delicada a la vez, en ella descansa el mástil y la matriz de la que nacen gloriosas mis seis cuerdas, bien enderezadas por los diecinueve trastes encargados de que por mi boca florezcan sonidos delicados, como el Blues, o estruendosos como el Rock. A mí no me camela ninguno de los dos. Yo soy flamenca de pura cepa. ¿Qué puedo hacer mientras mi condenado amo me tenga retenida en esta urna  de cristal?     
      
       Ah, que no; a mi lado me contempla embobado un muchacho  que se empeña en que quiere probarme.
    
       -No creo que sea para usted –le dice con un mohín de enfado este hombre que me tiene secuestrada-. Es valiosísima, la mejor, la más cara.
     
       -Será mamarracho –pienso furiosa ante las argucias de mi amo para no liberarme de esta cárcel tremebunda-. Para mi sorpresa, los temores se volatizan como ascuas en la nieve. En unos segundos, las delicadas manos del mancebo se hacen con todos mis trastes y, ¡Aaaayyyy…! me posee apasionadamente dejando que las cuerdas vibren y se expandan a través de mi boca en un quejido liberador.    
       
      Sobra decir que termino estremecida y arrobada de placer. El muchacho se ha quedado prendado de todas y cada una de mis sintonías. Mi dueño, celoso de su posesión, me tenía secuestrada. Anulada. Yo nací para que manos expertas me toquen, hurguen en mi cuerpo hasta que las cuerdas ajustadas en su justa medida, se hagan con mi punto G. vital para amplificar los tenues  sonidos que emiten cada uno de mis sentidos.   
     
      Qué desfachatez. Atreverse a secuestrar a una Reina bruñida a cincel por expertos y delicados trasformistas de la magia. ¡A una Reina de pura casta! ¿Qué se habrá creído este sujeto, celoso de unas manos expertas en tocarme?  


                                             Los datos para escribir este trabajo los tomé prestados de Internet.