Desde diciembre del pasado año, los vecinos de La Carriona nos sentimos un poco huérfanos. A la irreparable pérdida de nuestro párroco, don Santos Sánchez, se une la falta de nuevos sacerdotes que sustituyan a los que, por la edad, deben abandonar su ministerio. Es por ello que infinidad de parroquias y pueblos se van quedando sin el “cura-amigo-confidente”, sin la persona que terminará siendo parte de ellos, como uno más de la familia.
A la falta de don Santos, el peso
recayó sobre su buen amigo y compañero en las labores pastorales, don José
Manuel Feito. Ardua tarea para una sola persona. Es encomiable la movilización
de los vecinos de La Carriona recabando
centenares de firmas para que el Arzobispo, Jesús Sanz, fuera todo oídos.
Parece que no es por falta de voluntad por lo que hay que hacer las cosas así,
sino por la escasez de sacerdotes. Pero una buena nueva saltó a los medios de
comunicación y es que, a partir del tres de septiembre, a la parroquia de La Carriona
y el cementerio, vendrá el sacerdote avilesino don Alfonso Abel Vázquez, que
también atenderá las parroquias de San Agustín y Santa María Magdalena.
En nuestra vecina Miranda, la noticia
del traslado de don José Manuel Feito a la parroquia de San Juan de Ávila, cayó
como un témpano. Y fue el pueblo el que alzó la voz. No iban a permitir que a don
José Manuel le mandaran a otro lugar que no fuera Miranda, su casa, a la que
llegó desde Los Cabos en 1964.
No quiero alargarme en detalles porque
ya es sabido que las aguas han vuelto a su cauce y don José Manuel seguirá en
su casa de Miranda, como no podía ser de otra manera, y que echará una mano a
su compañero de San Juan de Ávila. Enhorabuena a los dos.
Huelga decir que los cuatro sacerdotes
ordenados el pasado 24 de mayo, no podrán dormirse en los laureles. El peruano
Carlos Alberto Andave, de 31 años, tiene encomendadas diecisiete parroquias, y el
argentino César Gustavo Acuña, dieciséis. Muchos kilómetros y mucha tarea para
tan pocas manos.
En todo este tiempo y ante la
dificultad de que un cura viniera para La Carriona, me hice una pregunta: ¿los
curas no tienen derecho a una jubilación, como cualquier mortal? Don José
Manuel Feito tiene ochenta y un años y sigue a disposición del Arzobispo para
donde este tenga a bien enviarle. Puede que sea una pregunta fuera de lugar,
pero en cierta forma inquietante. Parece que los curas, como los artistas, están
destinados a morir de pie o en una última representación sobre el escenario.
Bienvenido,
don Alfonso Abel Vázquez, en nombre de la Xunta y de los vecinos de La
Carriona.
Luisa Méndez Fdez, escritora y vecina del barrio.
(Datos tomados de la prensa)